lunes, 4 de febrero de 2013

NOCHE ENCANTADA


Llegaba la madrugada,
y yo sin cerrar los ojos 
 daba vueltas en la cama,
quería poder dormirme
 y el calor no me dejaba
así, que me levanté
 y me acerqué a la ventana.


Era una noche muy clara,
en el cielo las estrellas,
lucían como brillantes 
al firmamento engarzadas,
en medio, la luna llena 
desprendía rayos de plata
salpicando el azabache 
de aquella noche encantada.

¡Qué sosiego, qué silencio!
¡qué calma se respiraba!
ya no quería dormirme,
sino,  poder contemplarla.

Saqué del  cajón un lápiz
y algunas cuartillas blancas
para plasmar con palabras
el sentir que me embargaba.

Noche, bonita y serena
que me calmas y relajas
contemplando tus estrellas
desde el balcón de mi casa.

Noche, de verano clara
que con tu brisa me besas
y me bañas con los rayos
de tu luna plateada.

Noche hermosa y perfumada
con olor a hierbabuena
y con aroma de rosas,
de jazmines y azucenas.
  
Musa de grandes poetas
hogar de errantes gitanos,
que te cantan y te bailan
alrededor de una hoguera.

Noche que prestas tu sombra
a miles de enamorados
para que puedan besarse
y se  hagan arrumacos.

Noche que me traes murmullos
 del cantar de alguna nana
y sonidos a lo lejos
de rondas y serenatas.

Noche bonita y serena
que me embrujas con tu magia,
 el corazón me apasionas
y  me enamoras el alma.

Diciembre del 2000
Ana Mº Catalá Ricarte.


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